
6564
Ya que los estudiantes navegan permanentemente 
en la red, ¿cómo podemos acercarlos a una 
práctica habitual de consumo y discriminación de 
la información masiva que reciben a diario a través 
de las redes y otros medios comunicativos? Para 
responder esta interrogante, este artículo presenta 
un modelo experimental de trabajo con estudiantes 
universitarios de la carrera de Periodismo, que 
muestra sus hábitos de consumo informativo con 
el n de generar una estrategia de alfabetización 
digital para fortalecer las competencias lectoras en 
la complejidad de la infoxicación. Comenzaremos 
con el marco del análisis del proceso de juventudes 
de primer año universitario sobre sus hábitos de 
información periodística.
Marco del análisis
Diversos autores e investigadores han referenciado 
la complejidad que traen las nuevas formas de 
interacción comunicativa debido a la rapidez con 
la que se trasmiten los mensajes; las múltiples 
interacciones entre emisor y receptor; la diversidad 
de canales; la especicidad del contexto y el 
tiempo de la retroalimentación. Elementos que han 
transformado las formas de interacción cotidiana 
de la sociedad, lo cual ha generado problemas 
diferentes y complejos que requieren soluciones 
creativas que se generen desde políticas, debido 
a que “la principal amenaza de la democracia no 
es la violencia ni la corrupción o la ineciencia, sino 
la simplicidad. Nadie diría que la simpleza, con ese 
aire de inocente descomplicación, puede actuar 
de manera tan corrosiva” (Innerarity, 2020, p. 11). 
La levedad, análisis líquido, gaseoso, sin densidad 
(Bauman, 2000) implica que estamos viviendo 
a un ritmo vertiginoso, a ratos agobiante y cuya 
paradoja es que al mismo tiempo es un momento 
espectacular para las audiencias lectoras o 
internautas (García, 2009). Las audiencias se han 
convertido en prosumidores de contenidos propios y 
rompen con prácticas de relación con las estructuras 
tradicionales y, por cierto, con el consumo pasivo 
y benevolente con las industrias culturales. Para 
efectos del artículo resulta pertinente el concepto 
del modelo comunicativo emirec de Jean Cloutier 
(Aparici y García-Marín, 2018), donde el emisor y 
receptor pueden ser el mismo a la vez dentro de 
una situación comunicativa. 
Estos contenidos digitales que se expanden en 
la red son innitos y van más allá de los cambios 
de formatos y plataformas que irán cambiando de 
manera dinámica. La problematización sobre las 
nuevas prácticas, en particular, en los hábitos de 
lectura informativa de juventudes, aporta a buscar 
nuevas categorías de análisis considerando la 
fragilidad de los sistemas democráticos en América 
Latina.
Mientras que la noción de prosumidor representa 
unas relaciones verticales y jerárquicas entre las 
fuerzas del mercado y los ciudadanos, el emirec 
de Cloutier evoca a una relación horizontal y una 
isonomía entre comunicadores profesionales y 
amateurs. La prosumición presenta un sujeto 
alienado e integrado en la lógica del mercado 
bajo dinámicas de trabajo gratis y a partir 
de la extensión del tiempo y los espacios 
productivos, mientras que el emirec se dene 
como un sujeto potencialmente empoderado que 
establece relaciones entre iguales. La teoría del 
prosumidor pretende la reproducción del modelo 
económico hegemónico, buscando soluciones 
desde el ámbito del marketing a los constantes 
desafíos que la industria de los medios y el 
entretenimiento deben afrontar en el mundo 
digital. Por contra, la teoría del emirec conecta 
con modelos comunicativos disruptivos que 
introducen nuevas relaciones entre medios y 
audiencias y el establecimiento de la lógica de la 
anidad entre los participantes de la comunicación 
(Aparici y García-Marín, 2018, p. 71). 
Según Latour (2007) la modernidad inacabada 
implicó a partir de la caída del muro de Berlín en 
1989 el término de un relato comunista; y también el 
relato liberal que en una primera instancia se pensó 
hegemónico, sin embargo, según el sociólogo, 
simplemente terminaron ambos. El relato da sentido 
a la existencia de las civilizaciones, por eso en este 
escenario de pérdida de relato (Harari, 2019), los 
neopopulismos, las autocracias aparecen como 
soluciones a los males de la crisis de representación 
del sistema democrático. En esta transformación 
social y en un marco de privatización de la vida 
pública o el declive del hombre público (Sennet, 
2011), las prácticas y formas de relacionarse con el 
poder se han modicado. Los vértices tradicionales 
arriba-abajo, los de arriba con poder y los de abajo 
sin poder y excluidos (Sáenz, 2017), la periferia y 
el centro, las estructuras sociales, rango etéreo, 
se encuentran en un estado líquido. Es la ruptura 
con el orden vigente.