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Estas concepciones se construyen a partir de
contrastes que conguran polos opuestos: uno de
ellos de características positivas y el otro relacionado
con aspectos negativos. Como hemos visto, para
una pequeña proporción de estudiantes la lectura y
escritura en contextos virtuales conllevan aspectos
positivos ya sea porque lo ven como un proceso
similar al que llevaban a cabo antes de que se
instalara la virtualidad o bien porque destacan las
ventajas del trabajo colaborativo en red al momento
de escribir, o bien porque pueden realizar tareas
análogas a la lectura en papel (resaltar, comentar,
etc). En cambio, para la mayoría de los estudiantes
(85 %), el aprendizaje y la enseñanza a través de
medios tecnológicos implica pérdidas: se pierde
bienestar físico, se pierde la posibilidad de interacción
con el tan preciado objeto cultural libro, se pierde
la necesaria interacción cara- cara sostén del
aprendizaje. En estos entornos virtuales, la escritura
pasa a cumplir un rol protagónico desplazando a la
oralidad. Mientras que en encuentros presenciales
hablar, escuchar, leer y escribir eran prácticas
interrelacionadas que se ponían en funcionamiento
para aprender, para relacionar ideas, para establecer
articulaciones entre teoría y práctica. En estos
nuevos contextos de aprendizaje, la participación
se sostiene a partir de las posibilidades que brinda
la escritura, que a su vez se ven limitadas, en parte,
por el cambio de soporte. El soporte electrónico (la
pantalla) imposibilita aquellas tareas que consideran
fundamentales para la función epistémica de la
lectura y de la escritura como lo son el subrayado
o la escritura en los márgenes.
En cuanto a la segunda consigna, se les pedía que
pensaran en una palabra o expresión para reejar
su sensación a la hora de leer y/o escribir textos
en entornos educativos virtuales. La mayor parte
de los conceptos o expresiones utilizadas pueden
incluirse en el campo semántico “extrañamiento”.
Entre ellas mencionamos: raro, complicado,
paciente, estresante, cansado, frustración, desafío,
inquietud, incertidumbre, dicultad, complejidad,
tedio, incomodidad, preocupación, desesperante,
extraño, agotador, ansiedad, angustia, miedo,
inexperiencia, útil pero agotador, es una experiencia
interesante y desaante. Como vemos, son pocas
las expresiones que subrayan algún aspecto
positivo al momento de caracterizar la lectura y
escritura en entornos virtuales. Al vincular estas
respuestas con los testimonios que materializan
las vivencias experimentadas en pandemia en
torno a la lectura y escritura, podemos advertir que
algunos alumnos valoran positivamente el formato
tradicional por sobre el digital debido al malestar
físico que les genera la lectura o la escritura de
extensos documentos en dispositivos digitales
(principalmente celulares); estrechamente vinculado
con lo anterior, se evidencia la falta de conectividad
y una idealización del objeto libro en contraposición
con los nuevos formatos y con la interacción de
nuevos géneros. Asimismo, valoran el entorno
presencial y la potencialidad de la oralidad para
la comprensión del material escrito en interacción
con los docentes y pares ya que son conscientes
de la necesidad de ayuda para poder acceder a
textos que dieren ampliamente de los manejados
en el nivel secundario y, más aún, con los que
interactúan en las redes.
Discusión y conclusiones
Considerando que los estudiantes encuestados
pueden identicarse como nativos digitales (Prensky,
2001), es decir, pertenecen a un grupo habituado a
interactuar con las nuevas tecnologías, podríamos
pensar que sus respuestas al cuestionario realizado
estarían, en general, orientadas a subrayar ventajas
en lo que respecta a leer y escribir para aprender
en entornos virtuales, o bien, por lo menos, mostrar
posturas más conciliadoras con la virtualidad.
Sin embargo, las representaciones sociales que
surgen demuestran lo contrario. Las construyen
desde un modelo del décit que se refuerza aún
más cuando eligen una palabra o expresión que
les sirva para reejar sus sensaciones, casi todas
con una carga semántica negativa. Estos resultados
son congruentes parcialmente con los obtenidos
en otra investigación que indagaba acerca de las
experiencias de lectura y escritura en contextos
digitales llevadas a cabo por estudiantes universitarios
de comunicación social de una universidad privada
durante la pandemia (Schiavinato et al., 2021).
En cuanto a la lectura digital, estos estudiantes, al
igual que los de nuestra investigación, manifestaron
que los agobiaba y que preferían el formato papel.
Sin embargo, en relación con la escritura, declararon
que estas prácticas no fueron distintas a las de la
etapa prepandemia puesto que siguieron trabajando
con archivos de Word y empleando aplicaciones
de trabajo colaborativo como Google docs.