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En  sintonía  con  lo  anterior,  la  experiencia  de 
sistematización de este Semillero distinguió como 
fortaleza el proceso de Acompañamiento Tutorado, 
porque permitió implicar a los participantes en 
las fases propias de la investigación, haciendo 
énfasis en el acercamiento a la propia comunidad 
educativa. Así, estas instancias proporcionaron 
un aprendizaje que surge del monitoreo realizado 
durante el desarrollo de trabajos investigativos 
(Londoño, 2019).
Es importante referir que la propuesta de 
Acompañamiento Tutorado se fundó en el hecho 
de volver conscientes a los estudiantes de la 
relevancia del componente investigativo como 
medio para acceder y construir conocimiento en 
el marco de la formación académico-profesional 
(Guerra Molina, 2017). Esta estrategia de apoyo 
motivó la iniciación de la competencia investigativa y 
cumplió efectivamente la función de desarrollar esta 
desde el paradigma de la reexión de la práctica 
considerando escenarios pedagógicos existentes 
y activos, tal como lo mencionan Díaz y Vásquez 
(2019).
En cada una de las instancias de Acompañamiento 
Tutorado se sugirió un andamiaje tendiente a que 
los participantes tomaran control en torno a sus 
procesos de aprendizaje, generando un espacio 
de investigación que consideró las necesidades 
propias en cuanto a la búsqueda de los problemas 
de cada comunidad pedagógica, tal como lo indica 
Rebolledo-Rebolledo (2020). Así mismo, esto se 
relaciona con lo enunciado por De la Cruz Flores et 
al. (2011) sobre las funciones del rol de tutor, quien 
desempeñó papeles asociados a acompañar y guiar 
el proceso. Esta gura proporcionó consejos, apoyo, 
patrocinio y desafíos, entre otros. Lo anterior se 
efectuó en instancias de escucha activa, validación 
de diferentes opiniones y puntos de vista, clima 
condencial, reservado y cordial que los asistentes 
valoraron como estrategia de transformación de 
saberes.
La participación en un Semillero de Investigación 
en FID permite compartir experiencias con miradas 
diversas de conocimientos frescos en teoría y 
práctica, encontrando un espacio para trabajar en 
equipo, un espacio para el Trabajo Colaborativo 
Bidireccional. Este ambiente estable de articulación 
fomentó la validación de conocimientos entre 
participantes contribuyendo a la solución de 
problemas y desarrollo pleno de potencialidades. 
Al respecto, Sologuren Insúa et al. (2019) señalan 
que el trabajo colaborativo durante el proceso 
FID reconoce la interacción entre pares como el 
intercambio  de  conocimiento  y  experiencias  a 
través de  procesos de  diálogo sobre acciones 
cotidianas de aprendizaje desde la visión crítica 
socioconstructivista. Desde esta perspectiva, es 
posible crear comunidades de aprendizaje en 
búsqueda de levantar soluciones a temáticas de 
interés común (Garza Puentes et al., 2021). En 
consecuencia, los participantes de este Semillero 
de Investigación observaron las características 
intrínsecas de una comunidad de aprendizaje y así 
valoraron la formación como agentes de cambios 
que investigan frente a situaciones que se vivencian 
en las prácticas docentes.
Un Semillero implementado en FID favorece en 
sus asistentes las ansias de seguir indagando 
al  experimentar  el  impacto  de  investigar 
temáticas comunes en torno a diversas prácticas 
profesionales, es decir, a considerar futuras 
Proyecciones en Investigación (Perines y Campaña, 
2019). Al respecto, los participantes de este 
Semillero reconocieron a la investigación como 
un factor importante y necesario de desplegar 
en los entornos escolares, asumiendo que ella 
genera transformaciones favorables para toda 
la comunidad. Este hecho estimula a concretar 
este actuar como una destreza recurrente en el 
quehacer docente y a consolidar la observación 
crítica bajo el paradigma de investigador en acción. 
De este modo, a través de esta experiencia, se 
comprendió que la práctica y la investigación se 
funden y fusionan cuando los docentes tornan sus 
aulas en espacios y proyectos de investigación. 
Este empoderamiento origina saberes en y sobre 
la educación, la enseñanza, el aprendizaje, la 
convivencia escolar, entre otros.
En síntesis, el resultado general de la 
sistematización de experiencias permitió identicar 
tres características del Semillero de Investigación 
señaladas por Gómez Miranda et al. (2019). En 
primer lugar, el interés del estudiante por desarrollar 
la investigación desde su etapa inicial, donde es