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Puede decirse que una persona tiene, o está
en, o mantiene la cara cuando la línea que sigue
efectivamente presenta de la persona una imagen
que resulta interiormente coherente, respaldada
por los juicios y las evidencias expresados por
los otros participantes, y conrmada por las
evidencias expresadas por medio de instrumentos
impersonales de la situación (p. 14).
Brown y Levinson (1987), siguiendo las ideas de
Goffman ([1967]1970), sostienen que la imagen
social se compone por dos tipos de imágenes:
la negativa y la positiva. La imagen negativa se
dene como el anhelo de actuar con libertad, es
decir, la necesidad de hacer cosas, en un territorio
determinado, sin que los demás lo impidan. La
imagen positiva, por su parte, se entiende como
el concepto que una persona tiene de sí mismo,
es decir, la autodenición que un hablante ha
hecho de sí, la cual es proyectada por medio de
sus actos verbales y no verbales a n de que sus
interlocutores la reconozcan y la acepten (Brown
y Levinson, 1987, p. 61).
En este sentido, Kerbrat-Orecchioni (2004) plantea
que tanto la imagen negativa como la imagen
positiva se fundamentan en las ideas de territorio y
guardar/perder la imagen de Goffman ([1967]1970):
Brown y Levinson extienden sensiblemente la
noción incorporándole lo que Goffman llama
el territorio (o más bien, los territorios del yo:
territorio corporal, material, espacial, temporal,
cognitivo ...), rebautizado imagen negativa para
la circunstancia. En cuanto a la imagen, tal cual
está conceptualizada en la lengua ordinaria (en
particular en las expresiones guardar / perder la
imagen), desde esta perspectiva pasa a ser la
imagen positiva: no hay, pues, ninguna oposición
entre las dos imágenes, sino, muy por lo contrario,
se trata de dos componentes complementarios de
la identidad social (p. 41).
La imagen negativa puede verse amenazada por
tres tipos de actos de habla. El primer tipo consiste
en la invitación a la realización de acciones futuras.
Algunos ejemplos son las órdenes y solicitudes;
las sugerencias y los consejos; los recordatorios
y las amenazas, advertencias y atrevimientos. El
segundo está compuesto por los actos donde se
expresa algún bien o benecio, el cual debe ser
aceptado o rechazado, a saber: los ofrecimientos y
las promesas. Por último, las expresiones donde se
maniesta interés por los bienes ajenos: cumplidos,
expresiones de envidia o admiración y expresiones
de odio, ira, lujuria, entre otros (Brown y Levinson,
1987, pp. 65-66).
Por su parte, la imagen positiva se ve expuesta
cuando se realizan dos tipos de actos de habla.
El primero se reere a las críticas: expresiones de
desaprobación, crítica, desprecio o burla; quejas,
reprimendas, acusaciones, insultos, contradicciones
y desafíos. El segundo abarca las expresiones
donde no se toma en cuenta si la imagen del
destinatario puede verse afectada: expresiones
intimidatorias o vergonzosas; irreverencias,
menciones inapropiadas al contexto; malas noticias;
planteamiento de temáticas polémicas como la
religión, la raza, la política, entre otras (Brown y
Levinson, 1987, pp. 66-67).
Los sujetos discursivos digitales5 llevan a cabo actos
de habla que, regularmente, amenazan la imagen
social propia y, sobre todo, la de sus destinatarios.
En ese sentido, Culpeper (1996, pp.356-357)
enlista algunas de las estrategias que emplean los
hablantes para tales nes: a) descortesía abierta
(bald on record impoliteness): actos de habla
que expresan descortesía de manera abierta;
b) descortesía positiva (positive impoliteness):
enunciados que buscan dañar la imagen positiva del
oyente mediante desvalorizaciones; c) descortesía
negativa (negative impoliteness): expresiones que
tiene como propósito perjudicar la imagen negativa
a través de órdenes o mandatos; d) sarcasmo
o burla (sarcasm or mock politeness): actos de
habla que expresan lo contrario de una realidad
con la nalidad de burlarse del destinatario; e)
cortesía retenida (withhold politeness): intercambios
comunicativos donde uno de los participantes
nunca recibe una respuesta cortés, aunque el
contexto así lo exige. Los siguientes enunciados
representan ejemplos de las estrategias de
descortesía descritas anteriormente: 1- Cierra la
boca, nadie te dio permiso para hablar (descortesía
abierta); 2- No eres capaz de interpretar mis ideas
(descortesía positiva); 3- Borra ese comentario
(descortesía negativa); 4- Ni un lingüística escribe
con tanta corrección (sarcasmo o burla); 5- A pesar
de todo, no debí decir eso de tu persona (cortesía
retenida). Los enunciados 1, 2 y 3 sirven, además,
para ejemplicar los actos que amenazan la imagen