CUADERNO DE PEDAGOGÍA UNIVERSITARIA | VOL. 17 NÚMERO 33 | ARTÍCULOS CIENTÍFICOS | PP 57 - 70
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Mas por la situación del país que estamos
viviendo en estos momentos y que pues por
supuesto nadie es ajeno a ello y nadie escapa
de ello; yo no cuento con la presencia activa
de todo el personal, pues ya se hizo rutina el
tiempo para salir a comprar para echar gasolina,
para ir al colegio de los niños, para hacer cola,
situaciones con la que en este tiempo hemos
aprendido a convivir y a aceptar [2:161]
Nos hace repensar nuestro rol, no desfallecer
y continuar esforzándonos por ofrecerles a
nuestros estudiantes una educación de calidad,
por consiguiente, la universidad debe generar
políticas que consoliden las competencias
necesarias de estos docentes en formación
[3:47]
A saber de esto, es posible inferir que los docentes
entrevistados desarrollan su labor en una realidad
altamente compleja, la cual merma su intención
investigativa y de formación, y en algunos
casos se limitan solo a dar clases, obviando la
responsabilidad de afrontar los retos que se les
presentan como profesores universitarios, pues la
crisis económica y social los obliga a dedicarse a
otras tareas que les permiten acceder a benecios
económicos adicionales, pero en detrimento, al
mismo tiempo, de las diferentes tareas académicas
que les competen.
Hacer mención a la crisis actual que viven los
docentes universitarios en Venezuela es acotar
que, en los últimos años, según Martínez (2017), la
educación dejó de ser una prioridad. La crisis, en
opinión de este autor, es de tipo económica y social,
enmarcada en un reiterado recorte presupuestario,
bajos sueldos y escasa asistencia social, lo
que, entre otras cosas, afecta a los docentes
universitarios, quienes tratan de sobrevivir, en
menoscabo del desarrollo y formación profesional
y la investigación cientíca y académica, pues la
prioridad es la satisfacción de las necesidades
básicas (Barreto, 2017).
Es así que existe en la actualidad un contexto
complejo en la institución, referido a obstáculos
externos que no propician una labor docente
de calidad, sino que, por el contrario, están
ocasionando descontento, búsqueda de otros
empleos y ausentismo, complejidad que en algunos
casos se pueden ver como oportunidades para
el cambio. Estas realidades complejas plantean
la exigencia de una transformación en las
universidades, en quienes las gerencian y en los
docentes; lo cual se logra cuando se cambian los
modos de pensar, de conocer, de vivir, por ende
de formarse profesionalmente, siendo urgente
redenir el rol de la universidad y el de docentes
universitarios.
Por otro lado, Albornoz (2012), señala que en la
actualidad, en Venezuela, sigue vigente la necesidad
de transformar las universidades, sobre todo, por
el contexto político que se vive, hacerlas más
humanas; en el sentido de que los docentes, pese
a las dicultades y obstáculos que encuentran en
el transitar de su profesión, se aboquen a “…dirigir
acciones para formar a un nuevo republicano, con
sentido crítico, reexivo, participativo, conciencia
y compromiso social…” (p.74); las universidades
deben asumir también una postura de cambio,
traducida en la generación de políticas de formación
y seguimiento de la labor docente con indicadores
de calidad que orienten a repensar la actividad
docente a la luz de las propias complejidades y
particularidades vividas por cada uno de ellos, para
que las situaciones complejas que enfrentan se
transformen en oportunidades para los cambios.
Desde esta visión se estipula la relación entre la
complejidad y lo institucional, dado el input amplio
y variado de posibilidades para asumir retos en la
universidad, como la generación de políticas que
determinen estándares de calidad y de seguimiento
a la labor docente, para así cumplir con el rol que
le fue asignado. Las situaciones manifestadas
evidencian el contexto como un espacio complejo,
en el que los docentes sienten una crisis sostenida,
marcada por obstáculos externos que incluso han
ocasionado fuga del talento a otros espacios para
mejoras económicas y sociales; sin embargo, la
presencia de esos obstáculos pudieran convertirse,
según los informantes, en fortalezas institucionales,
lo que devela el reconocimiento de la importancia
de políticas de seguimiento a su labor.
Según García Llamas (1999), esto vendría a
representar la lógica interna que opera dentro del
constructo, como campo de conocimiento en el que
los docentes aprenden y desarrollan competencias
profesionales en un entorno complejo, dinámico