VENTANAS ABIERTAS A LA PEDAGOGÍA UNIVERSITARIA • 25
«Estudio Generales para el Buen Vivir/Vivir Bien», Waldemiro Vélez Cardona, PhD.
Cuaderno de Pedagogía Universitaria
Vol. 14 / no. 28 / julio-diciembre
2017 / República Dominicana / PUCMM / ISSN 1814-4152 (en línea) / ISSN 1814-4144 (impresa) / pp. 22-27
entender la necesidad de integración de los saberes
para acercarnos al entendimiento de lo que nos rodea
y de lo que formamos parte indisoluble. Es decir, a
lo que estamos unidos en cuerpo y alma, visto esto
aquí como postura epistemológica, además de como
sabiduría popular. (Subirats & Vélez, 2010).
Los Estudios Generales, además, -y tal vez, sobre
todo- promueven activa y deliberadamente las
conexiones entre las diversas áreas del saber,
propiciando la reconstrucción de su tejido (complexus),
así como el entendimiento de las razones históricas
de su parcelación (disciplinarización) y los efectos que
esto ha tenido y tiene en los procesos de aprendizaje y
producción cultural. De ahí que se propone propiciar la
re-vinculación holística de los saberes, reconociendo
la complejidad de nuestra existencia y la unidad
intrínseca de todos los elementos que la conguran
y posibilitan (biológicos, químicos, socioculturales,
medioambientales, físicos, emocionales, espirituales,
etc., etc.).
Por eso, se debe incorporar la transdisciplinariedad
como la estrategia más adecuada para producir
aprendizajes, conocimientos, cultura, acciones y
maneras de vivir y ser que produzcan el mayor
bienestar individual y, sobre todo, colectivo.
Los Estudios Generales, al igual que la
transdisciplinariedad, se caracterizan por propiciar
la conexión e integración de saberes provenientes
de los diversos campos del conocimiento (ciencias
sociales, ciencias naturales y humanidades), así
como de diferentes contextos (naturales y sociales),
y de incorporar integralmente las experiencias
y vivencias cotidianas de los estudiantes en los
procesos de aprendizaje (Dewey). Al ubicarnos,
docentes y estudiantes, como sujetos en permanente
transformación podemos aceptar y valorar las
preguntas abiertas y sin respuesta; los espacios no
saturados, los órdenes siempre incompletos; a la
misma vez que se disfruta la relación compleja entre la
certeza y la incertidumbre que habitamos y nos habita.
(Najmanovich, 2006).
Además, los Estudios Generales han sido y son el
componente de los currículos universitarios que ha
tenido la principal responsabilidad de promover la
conciencia ciudadana. En ese contexto, promueven el
desarrollo de la tolerancia, la empatía, la solidaridad
y la afectividad; a la vez que ayudan a desarrollar
competencias cognitivas e intelectuales de alto nivel.
En n, la educación general:
• comprende al ser humano en su unidad integrada
(consigo mismo, con otros seres humanos y con
su entorno);
• comprende al conocimiento en su unidad
epistémica;
• comprende a la realidad en su complejidad y
unidad indisoluble y articula esa triple comprensión
por medio de la transdisciplinariedad.
Convergencias entre los Estudios Generales
y el Buen Vivir/Vivir Bien
Como hemos visto, la principal característica de la
Educación General es su vocación integradora, con
la que reconoce que las diversas facetas de cualquier
problema o situación están constituidas por una
multiplicidad de dimensiones que guardan una estrecha
relación entre sí (Vélez Cardona, 2011). Han sido las
disciplinas las que -por vía de la abstracción- las han
separado para construir sus objetos de estudio. Esta
separación nos ha ayudado a profundizar en algunas
particularidades del problema, pero ha dejado de lado
otras que también son muy importantes (los contextos,
las espiritualidades, las emociones, etc.). Han sido
precisamente los Estudios Generales los principales
responsables de producir aprendizajes que conduzcan
a la formación integral de los estudiantes, es decir, que
involucren todas las dimensiones de sus vidas (Martín,
2017).
Al igual que la Educación General, el Buen Vivir/Vivir
Bien supone una visión holística e integradora del ser
humano, el que forma parte de la gran comunidad
terrenal, la que también incluye al aire, el agua, los
suelos, las montañas, los árboles y los animales; es
reconocer que vivimos en estrecha relación con la
Pachamama (Tierra) y con las energías del Universo.
Es precisamente el reconocimiento de esa pertenencia
lo que nos conduce a asumir mayor responsabilidad
con nuestro entorno (todas las formas de vida) y a
desarrollar conductas ciudadanas que tengan como
meta el bienestar de la comunidad, visto también en
sentido amplio.
Es por eso que la Educación General puede hacer
una gran aportación al Buen Vivir/Vivir Bien, ya que el
desarrollo de esta forma de convivencia requiere de
pedagogías que identican a todos los participantes
como actores fundamentales del proceso educativo,
en lugar de basarse en jerarquías y relaciones
de poder que ubican a unos actores (profesores)
dictándoles órdenes a otros (estudiantes). Además,
incorporan a la comunidad en sentido amplio (incluida
la naturaleza), como actor fundamental en los procesos
de aprendizaje. Walsh (2013) las describe como:
“pedagogías que animan el pensar desde y con
genealogías, racionalidades, conocimientos,
prácticas y sistemas civilizatorios y de vivir distintos.
Pedagogías que incitan posibilidades de estar,
ser, sentir, existir, hacer, pensar, mirar, escuchar
y saber de otro modo; pedagogías enrumbadas
hacia y ancladas en, procesos y proyectos de
carácter, horizonte y prácticas decoloniales y
emancipatorias” (p. 28).